No cabe duda de que la divulgación científica está de moda. Podemos ver en medios de comunicación de tirada nacional secciones dedicadas a las matemáticas, impensable no hace tanto tiempo, así como ediciones coleccionables sobre temas científicos, con un gran éxito de ventas.

Las nuevas tecnologías han facilitado el acceso a la ciencia a un público general. Ha habido una gran proliferación de blogs de temática científica de muy alta calidad: no hay más que pasear por páginas como DivulgaMat, Gaussianos, Mujeres con Ciencia o Mati y sus mateaventuras, entre otras muchas, para dar fe de este hecho.

Sin embargo, si en el mundo virtual el papel de la mujer en este marco divulgativo está –podría decirse– en un nivel de igualdad con respecto al hombre, tanto en temáticas como en autorías, se observa que en el mundo editorial todavía queda mucho trabajo por hacer.

Revisando las publicaciones que aparecen relacionadas con la divulgación científica, y en la divulgación matemática en particular, podemos observar que la mayoría de los autores son masculinos y que las obras dedicadas al papel de la mujer en la ciencia son escasas, aunque cada vez hay más títulos al respecto. Para un botón de muestra, un ejemplo. La editorial RBA, especializada en coleccionables, tiene tres coleccionables relacionados con matemáticas y ciencia y uno más dedicado a temas de física. En una de las colecciones, actualmente en venta en los quioscos, Genios de las matemáticas, de 59 números previstos, solamente uno está dedicado a una mujer matemática: el número 28, dedicado a Emmy Noether.

Pero no solo eso, en el coleccionable Grandes ideas de la ciencia, de Alianza Editorial, en el que se glosan las trayectorias de 50 científicos, solamente dos están dedicados a mujeres: el número 19, a Marie Curie, y el 33, a Lise Meitner.