La Fundación Ramón Areces y la RSME celebraron este jueves 27 una nueva jornada dentro del ciclo de conferencias sobre desarrollo económico y matemáticas. Con el título “Las Matemáticas en los nuevos avances en Robótica”, el director de la Asociación Europea de Robótica euRobotic, Carlos Balaguer, y la investigadora Carme Torras, directora de un equipo de robótica asistencial del Instituto de Robótica CSIC-UPC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Universitat Politècnica de Catalunya, respectivamente) y autora de libros para promover el debate ético como La mutación sentimental, expusieron las líneas maestras de sus trabajos en este campo. Moderado por el presidente de la Sociedad Científica Informática de España (SCIE) y profesor del Centro de Inteligencia Artificial de la Universidad de Oviedo, Antonio Bahamonde, el acto fue inaugurado por el director de la Fundación Ramón Areces, Raimundo Pérez-Hernández y Torra, y por el presidente de la RSME, Francisco Marcellán.

“Antes de lo que pensamos, usaremos coches con un alto nivel de autonomía y estaremos rodeados de robots que convivan con nosotros. La robótica será clave en esa nueva sociedad tecnológica que cambiará nuestra forma de vivir el día a día, de trabajar, la educación y el ocio. Cada humano tendrá un robot que le planche, le ayude a vestirse…”, aseguró Carlos Balaguer. El también catedrático de Ingeniería de Sistemas, que lidera un equipo en el Robotics Lab de la Universidad Carlos III de Madrid, añadió que “el máximo exponente de la Robótica son los robots humanoides, que se desarrollan no solamente para tener apariencia de cuerpo humano, sino también para contar con un alto nivel cognitivo en la interacción humano-robot, creando el concepto de embodied intelligence”.

Por su parte, Carme Torras afirmó que “la combinación de robots autónomos, inteligencia artificial e internet de las cosas ofrece inmensas posibilidades para mejorar la vida de las personas”, pero también supone algunos riesgos que plantean retos tecnocientíficos y éticos. La investigación de su equipo se centra en la robótica asistencial de ayuda a alimentar o vestir a las personas con movilidad reducida, proporcionar terapia cognitiva… Para ello, “los asistentes robóticos deben tener interfaces amigables, ser altamente adaptables y personalizables, intrínsecamente seguros para las personas, así como capaces de manejar materiales deformables como la ropa”, aseguró.