A la hora de plantear una investigación en matemáticas que incluya la perspectiva de género debemos considerar dos bloques, de acuerdo al Manual “El género en la investigación”, editado por la Comisión Europea y el Ministerio de Ciencia e Innovación.

El primer bloque se refiere a la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, aunque se podría añadir cualquier colectivo minoritario en matemáticas: desde personas LGTBIQ+ a personas que quieren empezar a hacer investigación años después de haber finalizado una carrera, con cargas familiares, etc.

Este bloque se aplicaría a cualquier campo de las matemáticas, ya sea puro o aplicado. Buscaría un equilibrio de género en el equipo de investigación en todos los niveles, que las condiciones de trabajo permitiesen a todos los miembros del equipo combinar trabajo y vida familiar satisfactoriamente y, por último, monitorizaría los aspectos relativos al género.

Para el caso concreto de realizar una supervisión de doctorado sensible al género, la herramienta FESTA realiza recomendaciones en todas las fases, incluyendo también situaciones por las que se derivaron dichas recomendaciones como, por ejemplo, la hostilidad hacia las mujeres estudiantes en congresos que suelen experimentar cuando realizan preguntas en las charlas o cuando son preguntadas, o en las diversas situaciones sociales del evento. Por ello, son necesarios los códigos de conducta anunciados en anteriores boletines. Dado que el campo de las matemáticas está formado mayoritariamente por hombres cisgénero heterosexuales caucásicos, merece mencionarse el problema y la sensación de exclusión que supone no pertenecer a esas categorías. Es fundamental fomentar el sentimiento de pertenencia al grupo.

Precisamente, en el anterior boletín se señalaba el desfase entre el porcentaje de investigadoras en matemáticas y su participación en la Acción Matemática contra el Coronavirus, ya que las mujeres son las que realizan mayoritariamente las tareas de cuidados y hogar, y el cierre de colegios para controlar la transmisión de la COVID-19 parece estar teniendo un impacto mayor en mujeres.

El segundo bloque se refiere al contenido de la investigación. Aquí debemos distinguir según si se plantea una investigación de matemática pura (completamente teórica) o si se contemplan aplicaciones. Si no se contemplan aplicaciones, entonces las propuestas no son susceptibles de ser analizadas desde el prisma del sexo y el género. Pero en el momento en que se contemplan aplicaciones, que suelen ser habituales en los campos de la matemática aplicada y especialmente en estadística e investigación operativa, entonces sí que podemos y debemos incluir la perspectiva de género.

Se trataría de ver cómo afecta dicha aplicación a la sociedad, si el problema es neutro al género o no. Se debería analizar la relevancia del sexo y género en el contenido de la investigación. La recopilación y análisis de datos debe ser sensible al sexo y al género (también en cuanto al número de muestras), los cuestionarios deben utilizar un lenguaje no sexista, así como permitir detectar las diferentes realidades de los hombres y de las mujeres, o si fuera el caso, animales machos y hembras. En las publicaciones u otras formas de difusión de los resultados deben incluirse los resultados por sexo y género, además de emplear un lenguaje no sexista.

No tener en cuenta la perspectiva de género puede acarrear graves consecuencias, en especial si el estudio se basa en una muestra sesgada. El big data puede aumentar la desigualdad, desde la influencia en la educación, publicidad, justicia, trabajo, consecución de créditos, contratación de seguros, etc.

Los modelos matemáticos no son neutros, y se deben tener en consideración cuestiones éticas, para que no se conviertan en armas de destrucción matemática. Por ejemplo, ONU Mujeres ya advierte de que la pandemia tendrá un coste especialmente alto para las mujeres, y ha realizado recomendaciones para integrar la perspectiva de género de forma que se tengan en cuenta las necesidades de las mujeres y las niñas a la hora de proporcionar una respuesta efectiva a la COVID-19.