Angelo Lucia./ Bjarne Sorensen

El italiano Angelo Lucia (Scafati, Italia, 1987) recibió el Premio José Luis Rubio de Francia en su edición de 2017 después de realizar su doctorado en la Universidad Complutense de Madrid, bajo la dirección de David Pérez García y Toby S. Cubitt. El jurado destacó sus importantes resultados en los aspectos matemáticos de los sistemas de mecánica cuántica, considerados de gran interés en el área de la información y la computación cuánticas.

Investigador en la actualidad en el Instituto Tecnológico de California (EE.UU.), Lucia recuerda que cuando recibió este galardón era investigador posdoctoral en la Københavns Universitet (Dinamarca). “Pasar de ser un estudiante a tener más autonomía y poder desarrollar tu propio proyecto de investigación es muy emocionante, pero al mismo tiempo hay muchas dudas sobre la posibilidad de seguir en la academia, y tiene un coste en términos de desplazamientos o de la dificultad de mantener relaciones familiares, etc.”, asegura. Sin embargo, destaca que “el premio Rubio de Francia y, en menor medida, el premio Vincent Caselles que recibí el año anterior, han consolidado mi confianza en que era un camino que podía recorrer”.

En cuanto a las oportunidades laborales derivadas de este reconocimiento, Angelo Lucia señala que entonces ya tenía una oferta de tres años en Estados Unidos, por lo que no ha tenido tiempo de valorar su impacto en la empleabilidad, pero reconoce en todo caso que “me gustaría volver a Europa, y creo que mi currículum puede ser muy bien considerado en España gracias al premio”.

El investigador valora el hecho de que en su trayectoria ha podido trabajar en uno de los centros más importantes para su área de investigación, “han sido unos años muy formativos”. A pesar de que esto ha supuesto desplazarse lejos de su casa, “he tenido la suerte de lograr ‘sincronizar’ las mudanzas y los destinos con mi pareja, pero nos gustaría ir pensando en poner raíces en algún lugar muy pronto”. Volver a España supone una opción a considerar. “He pedido una Ramón y Cajal y hay centros donde me gustaría trabajar. Espero que la crisis de la COVID-19 no produzca un recorte en la financiación científica en España, sería una gran pérdida”.

Considera que “por mucho que haya críticas que hacer y problemas que resolver en el sistema español, reconozco que hay cosas en que se han acertado mucho más que en mi país”. Una cosa que, en su opinión, debería desaparecer en España e Italia sería la “gestión de emergencia”, porque “no se pueden hacer reformas que duren dos, tres, cinco años, por muy positivas y necesarias que sean. Para poder desarrollar proyectos más ambiciosos hay que saber qué recursos y qué instrumentos estarán disponibles en el futuro”.

Subraya igualmente que las universidades en Estados Unidos “suelen tener bastante autonomía a la hora de decir que áreas y líneas de investigación desarrollar. Esto se refleja mucho en los procesos de selección de personal, en que el proyecto de investigación de un candidato tiene un peso enorme”. Lucia atribuye esta autonomía al hecho de que todas las universidades importantes, sean públicas o privadas, disponen de fondos de inversión propios que les permiten tener más flexibilidad a la hora de decidir cómo gastar su dinero, de modo que “el papel que juegan las agencias federales es el de sostener algunas líneas con una financiación extra, de manera que sean más atractivas para las universidades”. El resultado es “un ambiente bastante dinámico”, que ofrece recursos muy rápidamente pero que, al mismo tiempo, a veces crea “burbujas donde la financiación termina tan rápidamente como ha crecido”, advierte.

En cuanto a la start-up grant de la Fundación BBVA como ganador del Rubio de Francia, Lucia hace una valoración “extremadamente positiva”. Dado que la universidad actual le proporciona suficientes fondos para viajes, “me ha servido sobre todo para invitar a colaboradores y poderles ofrecer periodos un poco más largos. Esto me permite tener mucha más independencia y es algo que he apreciado mucho”.