El pasado mes de diciembre, la Comisión de Jóvenes lanzó una encuesta para conocer la situación de estudiantes de doctorado, investigadores postdoctorales y ayudantes doctores con relación a las tareas docentes en universidades españolas. El objetivo es conocer la percepción que los jóvenes tienen de la carga de trabajo que les supone esta parte de la vida académica y valorar posibles desequilibrios que puedan darse.

En los dos meses y medio que ha estado abierta la encuesta se han recibido más de 140 respuestas. Desde aquí, la Comisión quiere agradecer a todos los que han participado y difundido esta iniciativa.

Con respecto a los datos recabados, aproximadamente el 48 % de los participantes son estudiantes predoctorales, un 42 % corresponde a personas en situación postdoctoral con diferentes tipos de contrato (Juan de la Cierva, ayudante doctor, contratos asociados a proyectos de investigación…) y el resto se distribuye principalmente entre profesores asociados e interinos. En un 70 % de los casos recogidos, los contratos actuales de los participantes conllevan cargas docentes, ascendiendo al 90 % en el caso de los contratos postdoctorales frente a algo menos de la mitad entre los contratos predoctorales. Un cuarto del resto de participantes, cuyos contratos no exigen tareas de docencia, afirman colaborar con las clases del departamento por interés propio.

En conjunto, más del 40 % de los participantes valoran positivamente la distribución de sus cargas docentes y un tercio mantienen una postura neutra al respecto. No obstante, es destacable que la mitad de las personas encuestadas consideran que otra distribución de sus tareas docentes beneficiaría su labor investigadora. Asimismo, el número de participantes que piensa que esta distribución afecta a la conciliación familiar supera la tercera parte. Cabe destacar que estas opiniones no son homogéneas entre las etapas predoctoral y postdoctoral: mientras que el 70 % de los estudiantes predoctorales que dan clase no cree que una distribución diferente de su carga docente pueda repercutir en una mejora de su labor investigadora, este porcentaje se reduce hasta el 43 % entre los investigadores postdoctorales con tareas docentes. Con respecto a la conciliación familiar, solo el 12 % de los estudiantes predoctorales creen que una distribución diferente de sus clases mejoraría su conciliación familiar, frente al 43 % de los investigadores postdoctorales. Claramente, esto refleja el hecho de que los investigadores postdoctorales generalmente tienen contratos con muchas más horas de docencia, además de que la edad y las cargas familiares suelen ser mayores en esta segunda etapa.

Además, se aprecia una clara tendencia a desear una distribución diferente cuantas más horas se enseñan. Además del número de horas y de los horarios, otro de los principales problemas que se manifiesta es la distribución de las asignaturas en los dos cuatrimestres, que dificulta la asistencia a congresos o la realización de estancias en otros centros de investigación. Por último, un tercio de los participantes afirma que tener que hacer frente a diversas asignaturas, posiblemente con pocos créditos de cada una, entorpece también su trabajo.

A lo largo de los próximos meses, la Comisión de Jóvenes estudiará los resultados recogidos en profundidad y, con las conclusiones que se obtengan del estudio, elaborará un informe que nos permita conocer mejor la situación de los matemáticos en las primera etapas académicas.