Hasta hace algunos años, la docencia en secundaria y bachillerato se había presentado entre los graduados y licenciados en carreras matemáticas como la principal salida profesional tras finalizar sus estudios. Sin embargo, el aumento de la demanda de perfiles matemáticos por parte de las empresas tecnológicas y financieras ha provocado que gran parte de los graduados en matemáticas no consideren la docencia como su primera opción. Tanto es así que, en los últimos meses, hemos podido ver numerosos artículos en periódicos nacionales haciéndose eco de la dramática escasez de aspirantes a docentes de matemáticas en los institutos españoles: algo más de 720 plazas quedarán desiertas en la última convocatoria. No existe una solución fácil al desafío de cubrir estas plazas con profesionales que tengan una formación matemática adecuada, pero desde la Comisión de Jóvenes creemos que se deberían estudiar en detalle las problemáticas que contribuyen a este fenómeno.

Una de ellas es la siguiente: para poder optar a un puesto docente, es necesario haber realizado el Máster en Formación del Profesorado. Sin embargo, en algunos de los centros donde se imparte dicho programa de máster no se incentiva que las plazas de la especialidad de matemáticas sean ocupadas por matemáticos, sino que los titulados en ingenierías y en ciencias sociales y de la salud acceden en las mismas condiciones. Puesto que, en muchos casos, los graduados en estas carreras tienen mejores notas medias que los graduados en matemáticas, se da la situación paradójica de que los profesionales con la mejor formación no pueden acceder a las plazas correspondientes de la especialidad de matemáticas.

Debido a la importancia y al impacto que puede generar este fenómeno a la larga, hemos considerado oportuno analizar los criterios de admisión de los distintos programas de Máster en Formación del Profesorado con especialidad en matemáticas. Aún estamos en proceso de plasmar nuestras conclusiones en un informe más detallado, pero podemos avanzar que, de las 35 universidades públicas que ofertan este programa, la mayoría premian el expediente académico sobre el hecho de haber cursado una formación especializada en matemáticas. Además, muy pocas valoran otros méritos como haber impartido clases de matemáticas anteriormente o haber cursado asignaturas y cursos específicos en didáctica de las matemáticas.

Estos criterios de admisión pueden estar contribuyendo a alejar a muchos matemáticos y matemáticas de la docencia. Sin embargo, no es posible obtener datos sobre las titulaciones con las que están accediendo los estudiantes a la especialidad de matemáticas, ya que prácticamente ninguna universidad publica estos datos. Esto, junto a la dificultad para acceder a información tan básica como el número de plazas que se ofertan de la especialidad de matemáticas en cada universidad, impide realizar un análisis exhaustivo sobre qué medidas habría que tomar para que más matemáticos accediesen al Máster en Formación del Profesorado.

Todo apunta a que en un futuro próximo podría haber un gran problema derivado de la falta de matemáticos y matemáticas en nuestros institutos, a lo que podría contribuir la falta de prioridad de estos en la admisión al máster habilitante. Al fin y al cabo, la docencia no puede ser de la misma calidad si quien la imparte no ha profundizado lo suficiente en la materia, por lo que el alumnado podría acabar adquiriendo una formación menos completa y de menor nivel. La asignatura de matemáticas en los institutos precisa de profesorado que no solo sepa enseñar procesos mecánicos y rutinas, sino que también sepa cuáles son los argumentos lógicos que conducen a ellos y, en definitiva, cómo funciona el pensamiento matemático. Creemos que esto es una característica particular de los egresados en matemáticas y carreras muy afines, y es fundamental para que el alumnado tenga una asimilación de la asignatura y se eliminen los mitos sobre la misma.

Nos gustaría animar a los lectores a reflexionar sobre la delicada situación de la docencia de matemáticas en educación secundaria y bachillerato para intentar buscar formas de solventar esta problemática.