La Bienal de la RSME contará con la exposición “Leonardo Torres Quevedo: ingeniero y matemático, tercer presidente de la RSME”, en la Biblioteca General de la UCLM en Ciudad Real. El comisario de la exposición es Francisco A. González Redondo. En 1920 Leonardo Torres Quevedo fue elegido tercer presidente de la Sociedad Matemática Española. Como el primer presidente, José Echegaray, eran “oficialmente” ingenieros de Caminos, aunque ambos trascendieron ampliamente esa categoría destacando en muchos otros campos; en el caso de Torres Quevedo, el de la invención, que llevaría a que el Presidente de la Sociedad Matemática Francesa, Maurice d’Ocagne, le caracterizase en 1930, en las páginas de Figaro, como “el más prodigioso inventor de su tiempo”. Y esta realidad multidisciplinar es la que se muestra en esta exposición.

La primera sección está dedicada al transbordador, el sistema que concibió para el transporte de pasajeros mediante un funicular aéreo de cables múltiples, trabajando a tensión constante e independiente de la carga transportada, que se auto-equilibran en el caso de la rotura de alguno de ellos. Patentado en 1887 en Alemania, Austria-Hungría y España; en 1888 en Francia, Reino Unido e Italia, y en 1889 en Suiza y EE.UU., el primer teleférico para personas abierto al público, el transbordador del Monte Ulía, se inauguraría en 1907 en San Sebastián. Le seguiría en 1916 el transbordador del Niágara, primer teleférico para personas de Norteamérica que continúa en funcionamiento hoy en día, tras más de cien años sin haber sufrido ningún accidente.

La segunda sección está dedicada a la solución del problema de la navegación aérea mediante dirigibles caracterizados por su viga funicular interior de elementos no metálicos que se auto-rigidizan por la presión interior del gas, invención patentada entre 1902 y 1907 en Francia, España y el Reino Unido, con soluciones vigentes hoy en día, que se completaría con las patentes del poste de amarre (1911) y el buque campamento (1913). Entre 1911 y el final de la I Guerra Mundial, se fabricarían en Francia y el Reino Unido más 90 dirigibles del sistema, tarea que continuaron en Francia la casa Astra en los años veinte y la casa Zodiac en los años treinta.

La tercera y más importante sección está dedicada a la Computación y la Automática, a sus máquinas algébricas del siglo XIX, que resuelven ecuaciones polinómicas, y al desarrollo del potencial implícito en el telekino como autómata electro-mecánico: el primer ajedrecista (1913), una máquina que juega al ajedrez y derrota indefectible al contrincante humano en un final de partida de torre y rey (que maneja la máquina) contra rey, demostrando las posibilidades de la Inteligencia Artificial; sus Ensayos sobre Automática (1914), donde define esta nueva ciencia, referida a “autómatas dotados de discernimiento”; y, finalmente, su aritmómetro electromecánico (1920) que, con su teclado, unidad de computación, memoria artificial e impresora puede considerarse la primera realización efectiva, tras los fracasos de Babbage, hacia el ordenador actual.

La exposición se completa con cinco vitrinas en las que se muestran originales de sus patentes de invención, de publicaciones de los primeros presidentes de la RSME, artículos en revistas españolas e internacionales, tesis doctorales en matemáticas, libros de actas de la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, etc.

Toda la información se va actualizando en la página web del congreso. El mail de contacto es: congreso. bienalrsme21@uclm.es.