Francisco Marcellán

El catedrático de matemática aplicada Francisco Marcellán, presidente de la RSME desde 2015, deja la semana que viene su cargo después de seis años de intenso trabajo al frente de un equipo del que, aclara, “sin su generoso apoyo, nada de lo que hemos conseguido durante este período hubiera sido posible”.

Pregunta.- ¿Qué se lleva de estos años como presidente de la RSME?

Francisco Marcellán.- He disfrutado de una experiencia inigualable de cara a conocer mejor el entorno y las necesidades de nuestra comunidad matemática. Los seis años de un trabajo colectivo en el seno de un equipo que ha realizado una labor intensa y generosa para hacer realidad un proyecto que diseñamos cuando presenté mi candidatura a la Presidencia en 2015 no sólo han forjado una excelente relación en su seno, sino que han permitido potenciar el trabajo en el marco de la Junta de Gobierno. La consolidación de las once Comisiones actualmente existentes en la RSME, como un medio de crear pensamiento para la acción ante los diferentes retos que se nos han presentado durante este periodo, constituye una buena prueba de ese “intelectual colectivo” que refuerza a toda organización que se guíe por principios de participación democrática. Desde aquí quiero agradecer a toda la Junta Directiva saliente su compromiso, dedicación y entrega cotidiana, a los compañeros y compañeras que han formado parte de las Juntas de Gobierno, a los miembros de las Comisiones y a sus Presidentes y Presidentas, en particular, y a los socios y socias que con sus sugerencias críticas y constructivas han evitado la autocomplacencia por parte del equipo de dirección. El soporte administrativo de la Secretaría y la labor encomiable del Gabinete de Comunicación, junto con los responsables de La Gaceta de la RSME y el Boletín semanal han contribuido a que nuestro trabajo se diseminara entre hacia la comunidad matemática y la sociedad en general.

P.- ¿Qué espera haber dejado en la sociedad científica?

F. M.- Desde el primer momento declaré mi voluntad de abrir la RSME al conjunto de la sociedad, y en esa línea emprendimos una serie de proyectos que han tenido unos resultados muy satisfactorios, desde la puesta en marcha del programa #MatEsElla con EJE&CON hasta los acuerdos con el Museo Thyssen-Bornemisza, el Instituto Cervantes, la Fundación Española para la Ciencia y La Tecnología o la Fundación Ramón Areces, con la que hemos abierto una puerta al conocimiento de las matemáticas para el conjunto de la sociedad. Y eso sin obviar la colaboración con la Fundación BBVA, con la que se han consolidado los Premios de Investigación Vicent Caselles para jóvenes investigadores y el acto de entrega de nuestro Premio José Luis Rubio de Francia y las Medallas RSME, en lo que ya se ha convertido en una cita imprescindible de nuestra comunidad.

Hemos llevado a cabo un proceso de firma de convenios institucionales con universidades españolas, de manera que en la actualidad tenemos suscritos 41, lo que permite un apoyo sustancial a las actividades de las delegaciones de RSME en ellas.

A nivel internacional hemos suscrito convenios de reciprocidad con la Sociedad Matemática de Chile, la Sociedad Colombiana de Matemáticas y la Sociedad Matemática de la República Dominicana con la finalidad de llevar a cabo acciones conjuntas y que se añaden a las que hemos establecido con la Unión Matemática Argentina, la Sociedad Matemática Mexicana y la Sociedad Brasileira de Matemática y que se han traducido en encuentros científicos. En el ámbito europeo hemos realizado congresos conjuntos con la Sociedad Portuguesa de Matemática y la Sociedad Matemática de Bélgica. No obstante, los efectos de la pandemia COVID19 ha afectado al desarrollo de algunas de las actividades previstas.

Es difícil resumir aquí el trabajo de seis años, pero quiero destacar la importancia de haber abierto una interacción a la sociedad en unos momentos en los que las Matemáticas están viviendo un momento dulce en nuestro país. Por otra parte, en el seno de la RSME creo que la apuesta decidida por “género, generación y territorio” que establecimos en el programa electoral nos ha guiado en este tiempo, es decir, trabajar por la igualdad y romper los techos de cristal, por el impulso del talento joven y el relevo generacional, así como por la articulación de una comunidad matemática fuerte en España, en la que no haya fronteras ni divisiones territoriales y que han permitido la diversificación de nuestras actividades con la complicidad de los diferentes agentes territoriales.

He de destacar la empatía en una eficaz colaboración con otras sociedades científicas del ámbito de las Matemáticas, pero también con la RSEF, RSEQ, SCIE y CEA, que se han traducido en acciones conjuntas en el ámbito de la política educativa y de investigación así como una activa vinculación con la COSCE. Creo que hemos conseguido reforzar el papel de las sociedades científicas como transmisores del conocimiento y arietes del avance de una ciencia muy necesitada de apoyos en nuestro país. Y en esa línea debemos seguir trabajando.

Por último, y no menos importante, el trabajo realizado con la elaboración del Libro Blanco de las Matemáticas ha permitido elaborar un amplio y transversal diagnóstico de la situación en diferentes ámbitos, que han dado lugar a un conjunto de recomendaciones que deben ser líneas de intervención en el corto y medio plazo.

P.- ¿Qué mensaje dejaría a la nueva Junta Directiva?

F. M.- Los miembros del nuevo equipo de dirección conjugan juventud, conocimiento profundo de la RSME y una experiencia profesional en los ámbitos docentes y de investigación, junto a una excelente capacidad de trabajo y compromiso por dinamizar nuestra comunidad matemática. Sé que tienen una idea muy clara de acción programática de cara a profundizar en las tareas que hemos llevado en los últimos seis años y abordar nuevos retos en la defensa, visibilidad y reconocimiento de las matemáticas como pilar esencial de la ciencia y como motor económico y social. Espero que para ello cuenten con el apoyo de muchos socios y socias que quieran poner su aportación a esta misión colectiva.

Hay tareas pendientes en el corto plazo como son el reconocimiento de la RSME como entidad de interés público, el reforzamiento de nuestra política editorial, la potenciación de los servicios a los socios y socias a través de la web institucional, la búsqueda de patrocinios, la presencia en los centros de decisión internacional en el ámbito de las Matemáticas, la labor de lobby ante las diferentes administraciones. Pero estoy convencido de que el entusiasmo del nuevo equipo directivo lo harán posible.

P.- ¿Qué planes tiene Francisco Marcellán ahora?

F. M.- Desde el 1 de octubre soy profesor emérito en la Universidad Carlos III de Madrid y durante el período de tres años que implica esa posición académica seguiré realizando tareas de investigación en mis campos de interés científico (polinomios ortogonales, funciones especiales, teoría de aproximación y sus aplicaciones). La participación en la organización de eventos científicos, así como estancias de investigación en otros centros junto a la dirección de tesis doctorales posibilitarán seguir en la brecha con una mayor intensidad dado que no tengo tareas docentes en grado y máster.

Por otra parte, todo lo que he aprendido en el marco de mis actividades como Presidente de la RSME me gustaría pudiera ser un aporte a la comunidad matemática tanto en España como a nivel internacional. Las redes de contactos establecidas y el know how adquirido quiero compartirlo y no dejarlo para mi propio conocimiento. En ese sentido, estaré a disposición del equipo directivo de la RSME para contribuir en aquellas tareas que sean requeridas. En particular, seguiré pensando en cómo mejorar el sistema de educación superior en España, así como la necesaria dinamización de nuestro sistema de ciencia, tecnología e innovación en unos momentos que considero críticos de cara al futuro. Informarme, reflexionar y actuar constituyen ejes de mi permanente posicionamiento ante una realidad cambiante en la que las iniciativas individuales se deben complementar con una acción colectiva para transformar aquello que creemos manifiestamente mejorable.