El próximo mes de junio se celebrarán las pruebas de Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU) en su convocatoria ordinaria. A ellas se presentarán estudiantes de 2.º de Bachillerato y Ciclos Superiores de Formación Profesional, con el objetivo de lograr la nota suficiente para poder ser admitidos en el grado de su elección.

Entre ellos se encontrará el alumnado que pretende ocupar una de las más de 1700 plazas de nuevo ingreso ofertadas para el grado en matemáticas entre las 28 universidades públicas presenciales españolas que lo imparten. En la mayoría de ellas no será tarea fácil conseguirlo. Según los datos obtenidos del Sistema Integrado de Información Universitaria (SIIU), en 2021/22 la nota mínima de admisión superó el 12 sobre 14 (e incluso en una fue superior a 13) en una veintena de universidades públicas presenciales; en otras 4 estuvo en el intervalo (11.75, 11.95) y en las cuatro universidades restantes varió entre 10.75 y 11.39.

Las altas notas mínimas de admisión antes mencionadas alcanzadas en 2021/22 corroboran una tendencia alcista que se viene observando durante los últimos cursos académicos. Así, según los datos proporcionados por las propias universidades a la Conferencia de Decanos de Matemáticas y los registros obtenidos del SIIU, en el curso 2014/15 la nota de corte para el grado en matemáticas no alcanzó el 10 sobre 14 en ninguna universidad pública presencial en las que se ofertaba y en 2015/16 solo se superó este valor en una de ellas. Incluso en ambos cursos académicos hubo universidades en las que quedaron plazas vacantes para este grado. En 2016/17 la nota de corte más alta se situó por debajo del 11.3, mientras que en 2017/18, ya se logró una nota de corte para el grado en matemáticas superior a 12 en una universidad y en otras tres estaba en el intervalo (11, 12). Lejos de estabilizarse, los valores de las notas de corte para el grado en matemáticas en los tres cursos académicos siguientes (2018/19, 2019/20 y 2020/21) continuaron ascendiendo. Así, en 2018/19 tres tuvieron una nota mínima de admisión superior a 12 y cuatro en el intervalo (11, 12), mientras que en 2019/20 en cuatro quedó por encima de 12 y en otras 8 se situó entre 11 y 12 y en 2020/21 fueron 13 las que superaron el 12 sobre 14 y otras 9 en (11, 12). Más aún, este interés creciente por el grado en matemáticas entre el alumnado preuniversitario también se refleja en el número de estudiantes de nuevo ingreso al grado en la UNED, única universidad pública no presencial española, que no tiene límite de plazas para este grado y que, según se recoge en los últimos datos del SIIU, pasó de 1069 estudiantes de nuevo ingreso en este grado en 2015/16 a 1477 en 2020/21. Es una incógnita lo que va a suceder en 2022/23, pero todo apunta a que este escenario no variará de forma sustancial.

Si se reflexiona sobre las causas del traslado de notas mínimas de admisión para el grado en matemáticas hacia los rangos más altos aparecen varias que pueden justificarlo. Por ejemplo, debido a la pandemia de la COVID-19, estos dos últimos años se han producido adaptaciones en las metodologías y formas de evaluación empleadas en Bachillerato y también en la EvAU. Estas modificaciones han podido propiciar que el alumnado que accede al grado en matemáticas obtenga calificaciones más altas que en cohortes anteriores para las que, por ejemplo, la prueba de acceso a superar era más cerrada en cuanto a elecciones de bloques de ejercicios que debía realizar el alumnado. También puede atraerles la amplia oferta de másteres a los que tiene acceso un graduado o graduada en matemáticas. Otra razón para que buenos estudiantes decidan matricularse en este grado puede encontrarse en el efecto tractor que suelen tener los dobles grados o titulaciones conjuntas sobre los grados que los componen. En concreto, figuran como activos este curso 2021/22 en el Registro de títulos oficiales 46 dobles grados que combinan el grado en matemáticas con otros grados en 21 universidades públicas presenciales. Además, en la mayoría de estas titulaciones conjuntas el número de plazas ofertadas es pequeño, por lo que las notas de admisión son muy elevadas (superando, por lo general, el 13 sobre 14 y en algunos casos rozando el 14), provocando que parte del alumnado que, aun teniendo buen expediente, no es admitido en ese doble grado se decante por matricularse en el grado en matemáticas.

Pero estos no son los únicos motivos que explican la preferencia por iniciar este grado. Se puede estar ahora recogiendo los frutos de las numerosas acciones emprendidas por universidades y diferentes entidades vinculadas a las matemáticas, llevadas a cabo en las últimas décadas, con el objetivo de que la sociedad conozca la versatilidad de los graduados y graduadas en matemáticas en diferentes campos y valore adecuadamente la labor que un matemático realiza. También son determinantes los buenos datos de inserción laboral de estos graduados, que son reclutados rápidamente por empresas y entidades de todo tipo. Todo ello ha propiciado que el alumnado preuniversitario y sus familias vean como una buena opción de futuro el cursar esta titulación y haya una demanda superior a la oferta de plazas de nuevo ingreso para esta titulación en las universidades públicas presenciales.

Finalmente, se debe señalar que, aprovechando el atractivo que presentan las matemáticas hoy en día, las universidades públicas también ofrecen otros grados del ámbito de “matemáticas y estadística”, destinados a cubrir necesidades detectadas en el mercado laboral. Asimismo, se observa que las universidades privadas no quieren dejar pasar esta oportunidad y han comenzado a incorporar a su catálogo títulos en los que figura como seña de identidad la palabra “matemática”, aunque en muchos casos la formación en esta disciplina quede lejos de la mínima recomendable para poder aplicarla adecuadamente.

Queda por ver cómo afectará al grado en matemáticas esta proliferación de títulos y el descenso del número de estudiantes que se espera accedan a la universidad dentro de unos años por la baja natalidad.