José María Martell

El matemático y socio de la RSME José María Martell acaba de ser nombrado vicepresidente de Investigación Científica y Técnica del CSIC. El hasta ahora director del ICMAT, cargo que pasa a ocupar en funciones Fernando Quirós, vicedirector de este instituto, nos habla en esta entrevista de sus planes para esta nueva etapa.

Pregunta.- ¿Cómo surgió el nombramiento?

J. M. Martell.- La presidenta del CSIC, Eloísa del Pino, una vez que fue nombrada tenía que formar su equipo. Mantuvimos una reunión de trabajo en la que tratamos las diversas problemáticas a las que se enfrentan los institutos de investigación del CSIC y donde pudimos compartir algunas propuestas para solucionarlas. Teníamos un documento que recogía muchas de las discusiones que tuvieron lugar en una lista de correo de directores de centros del CSIC y en el que yo había estado involucrado. Eloísa del Pino nos trasladó su intención de intentar solucionar varias de las problemáticas que aparecían en el documento. La verdad es que la reunión fue muy gratificante porque había una disposición clara a dar respuesta a las propuestas de los directores. Tras ese encuentro me ofreció el puesto. Es un trabajo de mucha responsabilidad y complejidad y personalmente me genera mucho respeto. Me parece todo un reto, pero creo que, desde mi humilde experiencia como investigador y con la que he ido adquiriendo durante el tiempo que he ejercido como director del ICMAT, puedo aportar algo para buscar nuevas ideas, hacer del CSIC un lugar más inclusivo, desarrollar su potencial como institución y el de cada uno de sus institutos.

P.- ¿Será el primer matemático en ocupar un cargo de estas características en el CSIC?

J. M.- Rafael Rodrigo, que fue presidente del CSIC de 2008 a 2012, tenía formación matemática, pero sí soy el primer miembro del ICMAT que ocupa un puesto así. Es verdad que la singularidad de que haya solo un instituto de matemáticas complica su presencia en los órganos de decisión. Como vicepresidente de Investigación Científica y Técnica soy el responsable de la política científica del CSIC y tengo que trabajar con y para todas las distintas disciplinas científicas. También tenemos que ser capaces de encontrar un equilibrio entre ciencia aplicada y ciencia básica, porque ambas son necesarias y se necesitan tanto para poder avanzar y traspasar la frontera del conocimiento como para poder hacer los desarrollos tecnológicos y técnicos que la sociedad necesita.

P.- ¿Qué papel ha jugado el ICMAT en esta decisión?

J. M.- El nivel de excelencia que ha alcanzado el ICMAT es innegable, partiendo prácticamente de la nada en muy poco tiempo se ha convertido en un modelo de instituto de excelencia tanto en España como en el panorama internacional. La obtención de tres distintivos de excelencia Severo Ochoa y el destacable número de proyectos ERC son logros que el CSIC reconoce y que es posible que también hayan afectado a la decisión.

P.- ¿Qué planes o expectativas tienes para esta nueva etapa?

J. M.- Tenemos varios frentes abiertos en los que queremos trabajar. En el ámbito científico uno de los primeros retos es la atracción del talento. Después de la crisis económica y de la pérdida de capital humano que sufrió el CSIC, algunos investigadores, como los Ramón y Cajal, perdieron la confianza en el CSIC como institución donde poder llevar a cabo la carrera investigadora. En estos últimos años se ha estado trabajando para recuperar esa confianza, pero tenemos que seguir buscando la forma de atraer los mejores investigadores, los más excelentes, a los centros del CSIC, tanto propios, como mixtos. En las universidades parece que hay una carrera investigadora y docente más establecida, con plazas de ayudante doctor, contratados doctores…, pero en el CSIC no hay sensación de que exista una carrera científica. Nuestro objetivo es trabajar para que los mejores investigadores vengan y se queden, y para que exista una carrera científica definida y sin todas las incertidumbres que se dan a menudo. El CSIC es la mayor institución de investigación en España y la tercera en Europa y tenemos que conseguir que los investigadores jóvenes quieran venir a trabajar en sus centros y puedan desarrollarse plenamente.

P.- ¿Cuál puede ser el atractivo del CSIC para los investigadores?

J. M.- El CSIC tiene una gran ventaja competitiva frente a otros organismos de investigación por la variedad de disciplinas científicas en las que se trabaja en los institutos bajo el paraguas de un solo organismo. La reciente incorporación de los centros nacionales (IEO, IGME e INIA) ha reforzado esta idea al añadir nuevas líneas de investigación a las ya existentes. En el CSIC llevamos un tiempo haciendo un esfuerzo para buscar sinergias, puntos de encuentro y colaboraciones científicas, y se han creado plataformas temáticas interdisciplinares que han desempeñado un papel muy relevante en la Covid (la PTI Salud Global) o en la erupción del volcán de la Palma (la PTI Geo-Risk). Estos dos ejemplos y muchos más demuestran el potencial del CSIC, tanto en ciencia básica como en ciencia aplicada, y tenemos que ser capaces de convencer a los jóvenes investigadores que esta riqueza puede hacer que su carrera investigadora se vea muy enriquecida.

Otro de los retos que nos planteamos en el ámbito de la vicepresidencia que ocupo es el de la excelencia. Sabemos que los centros excelentes son capaces de atraer recursos y de atraer capital humano. También hemos observado cómo la participación en convocatorias de excelencia genera cohesión en los institutos y permite a los centros plantear una estrategia científica. Estamos explorando la búsqueda de programas para que los institutos puedan buscar esa excelencia, para poder prestar el apoyo necesario que les permita llegar a esas convocatorias contando con proyectos científicos sólidos y que hagan crecer a los centros.