Esta semana se ha celebrado en el Instituto de Matemáticas de la Universidad de Sevilla (IMUS) el Congreso Ibérico de Matemáticas 8th Iberian Mathematical Meeting (8IMM), una cita que cada dos años organizan la RSME y la Sociedade Portuguesa de Matemática (SPM) con el objetivo de acercar la investigación matemática y generar oportunidades de colaboración entre los dos países.

La vicepresidenta primera de la RSME, Victoria Otero Espinar, fue la encargada de inaugurar el congreso en representación de la RSME.

Este encuentro, en el que han participado un centenar de investigadores de ambos países, ha tenido lugar después de una obligada cancelación por la pandemia en 2020. En anteriores ediciones, las sedes han sido Lisboa (2007), Badajoz (2008), Braga (2010), Valladolid (2012), Aveiro (2014), Santiago de Compostela (2016) y Évora (2018).

De acuerdo con la tradición de estos congresos, el evento se ha centrado en tres áreas científicas fundamentales, que en esta ocasión han sido: Las Matemáticas de la Información, Cálculo de Variaciones y Álgebra Computacional y Aplicaciones.

Junto a un panel de conferenciantes plenarios de primer nivel, procedentes de universidades de los dos países, se han organizado una serie de sesiones paralelas con ponentes repartidos en las tres áreas científicas, así como una sesión de pósteres para investigadores noveles.

La presidenta de la RSME, Eva Gallardo, ha destacado la importancia que para la comunidad matemática tienen congresos bilaterales como el Ibérico de Matemáticas, que constituye “un extraordinario punto de encuentro para tender puentes, crear sinergias, compartir avances científicos y estrechar lazos de colaboración que nos permiten llevar las matemáticas a cotas más altas a nivel nacional e internacional”.

Eva Gallardo ha querido resaltar también la vocación internacional de la RSME, que celebra encuentros periódicos conjuntos con la Sociedad Mexicana de Matemáticas y la Unión Matemática Argentina, entre otros. Además, la sociedad científica cuenta con acuerdos de reciprocidad con sociedades matemáticas de 42 países en los cinco continentes.