Raquel Villacampa Gutiérrez, profesora del departamento de Matemáticas de la Universidad de Zaragoza, es una matemática española que destaca por su labor docente, investigadora y por sus iniciativas para promover la visualización de la mujer en las profesiones STEM.

Raquel Villacampa
Raquel Villacampa

En el año 2020, Raquel organizó unas jornadas sobre la figura de la matemática María Andresa Casamayor que ayudaron a recuperar su figura del olvido. Por sus iniciativas para destacar la labor de María Andresa, Raquel y sus compañeros del Instituto Universitario de Matemáticas y Aplicaciones de la Universidad de Zaragoza (IUMA), Julio Bernués Pardo y Pedro Miana Sanz, han sido galardonados con varios premios, entre ellos, el Premio Tercer Milenio a la Divulgación en Aragón en 2022 y el Prisma de divulgación al Mejor Proyecto Singular que concedió Prismas Casa de las Ciencias a la Divulgación en 2023.

En esta entrevista queremos preguntar a Raquel sobre esta matemática olvidada y, a nivel más personal, sobre su propia trayectoria y su implicación en la divulgación con especial foco en la igualdad y perspectiva de género.

Pregunta.- ¿Quién fue María Andresa Casamayor y cuáles fueron sus principales contribuciones a las matemáticas?

Raquel Villacampa- María Andresa Casamayor fue una maestra de niñas zaragozana que, con solo 17 años, publicó el “Tyrocinio Arithmetico, instrucción de las cuatro reglas llanas”, primer libro de ciencia escrito por una mujer en español que se conserva. Es un pequeño manual en el que Andresa explica las reglas básicas de la aritmética (suma, resta, multiplicación y división) enfocadas al comercio, con ejemplos de cambios entre distintas unidades de medida y monedas. Fue escrito con el objetivo de ayudar en las transacciones comerciales y, para su publicación en 1738, tuvo que firmarlo bajo pseudónimo masculino. Utilizó el nombre de “Casandro Mamés de la Marca y Araioa”, un perfecto anagrama de su nombre completo. Durante casi 300 años, María Andresa ha sido una gran desconocida para la sociedad, dado que no se conocía ni tan siquiera su verdadero nombre y sus obras casi se habían perdido completamente, pues solo se conserva un ejemplar del Tyrocinio en la Biblioteca Nacional y se sabe que escribió un segundo libro, pero no ha llegado hasta nuestros días.

María Andresa
María Andresa Casamayor

P.- ¿Cómo surgió la idea de resaltar su labor?

R. V.- La idea surge de Mirella Abrisqueta y su interés en esta figura olvidada para realizar un documental. Mirella se pone en contacto con el Instituto Universitario de Matemáticas y Aplicaciones de la Universidad de Zaragoza y los investigadores Julio Bernués y Pedro J. Miana comienzan una investigación sobre María Andresa, gracias a la cual se encuentra la partida de nacimiento en la Basílica del Pilar con dos datos reveladores: el nombre (María Andresa) y el año de nacimiento (1720). Hasta ese momento se creía que su nombre era María Andrea debido a un error de transcripción de Félix Latassa. En 2020 se cumplía, por tanto, el tercer centenario del nacimiento de Andresa y fueron muchas las actuaciones que se impulsaron desde el IUMA para dar a conocer su figura: El documental “La mujer que soñaba con números”, la emisión de un sello de correos, la reedición del Tyrocinio en formato facsímil, charlas en institutos, teatralizaciones…. Hoy en día, Andresa Casamayor ya figura en el imaginario colectivo de mujeres ilustres. Por ejemplo, el premio Nacional de Investigación para jóvenes en el área de matemáticas y tecnologías de la información y las comunicaciones lleva su nombre. Todos los materiales e informaciones sobre María Andresa están recogidos en esta web.

P.- Tienes gran cantidad de publicaciones dedicadas a la divulgación científica. ¿Crees que hoy en día sigue siendo muy importante para estimular vocaciones científicas entre nuestras niñas?

R. V.- La divulgación científica es esencial. Yo la considero el lenguaje que debemos utilizar las personas que nos dedicamos a la ciencia para comunicarnos con la ciudadanía en general al hablar de ciencia. Es fundamental divulgar matemáticas para que la sociedad se reconcilie con ellas y cambie su percepción. Es preciso que las matemáticas dejen de considerarse exclusivas para mentes brillantes. Hay que acercarlas a los niños y niñas más allá de los currículos escolares para que las disfruten, las descubran y las manipulen. Cuando hablamos de despertar o estimular vocaciones científicas (entre las niñas fundamentalmente por la brecha de género existente) no debemos pensar en que todas esas vocaciones van a conseguir ganar una medalla Fields o un premio Nobel. Se trata de mostrar un mundo que ha estado vetado para muchas personas y que es maravilloso.

P.- Participas en muchas iniciativas que promueven el reconocimiento de las mujeres en la ciencia. En todos estos años, desde los tiempos de María Andresa, ¿crees que ha mejorado sustancialmente el reconocimiento del papel de la mujer en las matemáticas? ¿Te parece que podemos estar ante algún tipo de retroceso en ese sentido en los últimos años?

R. V.- Se están dando pasos importantes en reconocer el papel de las mujeres en las matemáticas y en la ciencia en general. No obstante, parece que no es suficiente ya que estos pasos suelen darlos siempre las mismas instituciones y las mismas personas. Por desgracia, en los últimos días estamos viendo en redes sociales numerosos eventos científicos y de divulgación de la ciencia cuyos carteles son exclusivamente masculinos (los llamados All Men Pannels). Y, desde luego, no es porque no existan mujeres expertas en esas áreas. Debemos seguir reivindicando el papel de la mujer en la ciencia más allá de las fechas señaladas del 11F o el 8M.

P.- Tras estos años llevando a cabo proyectos en pro de la igualdad y realizando divulgación para incentivar a la mujer en carreras STEM, ¿cuál crees tú que es la barrera más destacable que percibe una niña para descartar la vía STEM en su carrera profesional?, ¿cómo podríamos actuar desde organizaciones y comisiones como la nuestra para poder eliminar o minimizar estos obstáculos?

R. V.- Pienso que se trata de una barrera interna: la autoconfianza. Las niñas, ya desde pequeñas, interiorizan que la ciencia, entendida en sentido amplio STEM, no es para ellas porque no son lo suficientemente buenas. Y esto es así porque reciben constantemente estímulos en esta dirección, muchos de ellos provocados por sesgos inconscientes de la sociedad: el masculino genérico que lleva a confusión en edades tempranas, frases como “eres muy trabajadora” frente a “qué listo eres” o la falta de referentes femeninos en ciencia en su entorno son ejemplos que van minando la confianza de las chicas hacia las ciencias y elevando el síndrome de la impostora. ¿Cómo actuar para cambiar esto? Ofreciendo entornos de confianza para las chicas, actividades en las que se sientan cómodas y disfruten del momento, mostrando mujeres referentes de carne y hueso con las que puedan hablar y sentirse identificadas, usando lenguaje inclusivo, tejiendo redes. Pero es imprescindible que los hombres también participen de todas estas acciones y que no se quede en que “son cosas de mujeres”. Además de todo lo anterior, desde las organizaciones y sociedades se pueden elaborar estudios rigurosos que analicen estas situaciones y arrojen luz para encontrar algunas soluciones.

Desde la comisión de MyM queremos felicitar a Raquel por todos sus logros y premios y agradecerle todas las iniciativas que lleva a cabo para promover la igualdad de las mujeres en las matemáticas. Os recomendamos seguir el perfil de Raquel Villacampa en X, @raquel_villacam, para estar al día de todas sus actividades.