Ángel Ferrández Izquierdo, Medalla de las RSME 2025

Medalla de la RSME 2025, el catedrático jubilado y profesor emérito de la Universidad de Murcia, Ángel Ferrández Izquierdo es una figura polifacética dentro de la comunidad matemática española que ha dejado una huella profunda en los cuatro pilares de quehacer matemático: investigación, educación, transferencia y divulgación.

Su carrera investigadora ha estado muy vinculada a la Geometría Diferencial. ¿Qué le atrajo inicialmente de esta área y cómo ha evolucionado su enfoque con el paso del tiempo?

La Geometría Diferencial se ocupa, esencialmente, del estudio y clasificación de curvas y superficies; por ejemplo, hélices, cilindros, esferas, helicoides y otras muchas. Y sus generalizaciones a dimensiones superiores, es decir, hipersuperficies y subvariedades. Lo que más me atrajo de ellas es la facilidad de poderlas describir mediante ecuaciones relativamente sencillas. Mi carrera investigadora ha pasado por diversas fases y líneas de investigación, pero siempre en el marco de investigación básica que siempre persiguió sus posibles aplicaciones en Física y Biología.

Usted creó el Grupo de Geometría Diferencial y Convexa, unidad que ha dirigido más de 30 tesis doctorales, algunas de ellas por usted personalmente. ¿Qué valores o principios intenta transmitir a sus estudiantes durante el proceso de formación investigadora?

A lo largo de mi trayectoria he pretendido transmitir dos valores principalmente: honestidad y generosidad. Y estoy convencido de que lo he logrado.

También recibió el Premio a la Transferencia del Conocimiento en 2022. ¿Qué papel cree que debe jugar la universidad en la transferencia del saber a la sociedad?

Cuando imparte clase el profesorado universitario está realizando una transferencia de conocimiento permanente. Pero esa transferencia tiene otros dos matices de capital importancia: transferencia de conocimiento al sector productivo, para facilitar la mejora de productos y procesos; y transferencia de conocimiento a la sociedad, para incrementar su nivel cultural y enriquecer sus condiciones de vida. Yo llevo muchos años poniendo mucho empeño en esta última y así lo seguiré haciendo mientras tenga fuerzas. La universidad, como templo del saber, tiene la obligación ineludible de realizar esta tarea con todos sus medios. Conviene recordar que nuestra investigación se subvenciona con fondos públicos y la mejor manera de que nuestros logros retornen a la sociedad es materializando esta transferencia de conocimiento.

Desde 2002 ha trabajado activamente en divulgación científica. ¿Qué le motivó a llevar las matemáticas a los medios y qué retos ha encontrado en esa tarea?

Incrementar la cultura científica pública es un reto y una tarea apasionante en la que deberíamos implicarnos con mayor intensidad. Todos los informes PISA nos alertan de las carencias matemáticas de nuestros jóvenes, asunto preocupante en el que las administraciones educativas deben implicarse a fondo. Pero ¿quién se ocupa de los adultos? Debemos emplear su propio lenguaje para que se sientan bien informados y tengan herramientas para defenderse de las pseudociencias, para hacerles asequible los rápidos avances en ciencia y tecnología. En definitiva, para que tengan una formación continua de por vida.

También participó en la reconstitución de la RSME en 1996. ¿Cómo vivió aquel momento y qué importancia le da a la existencia de sociedades científicas como la RSME en el contexto actual?

Lo viví con la máxima intensidad, como si fuera  algo mío, pues en definitiva estaba ayudando a una persona, Antonio Martínez Naveira, quien fue mi director de tesis, mi maestro y a quien aprecié muchísimo. Él salía en coche desde Valencia, yo desde Murcia y nos encontrábamos en Honrubia. Allí diseñábamos la estrategia de cada día antes de llegar a Madrid. Debo reconocer que la idea de iniciar el proceso se debió al famoso matemático francés Jean Pierre Bourguignon, muy amigo de Antonio. Afortunadamente, Naveira se convirtió en el primer presidente de la entonces reconstituida RSME. Las sociedades científicas, bien gestionadas, son clave en el progreso científico del país, y la RSME es el mejor ejemplo de ello.

 

Tags: