En estos últimos meses, los doctorandos en España nos encontramos con una esperanzadora noticia: el Ministerio de Ciencia ha anunciado que se va a reconocer el derecho a indemnización por el fin de contrato en el marco predoctoral. Pese a que la nueva ley de Ciencia es una reforma positiva en muchos aspectos, se necesitan todavía numerosos cambios para conseguir que los investigadores predoctorales dispongan de los mismos derechos que el resto de los trabajadores de España. Asociaciones y colectivos científicos alertan de que los doctorandos se encuentran en una situación muy precaria. ¿A qué nos referimos con precariedad en el doctorado? ¿Cuál es la realidad de los investigadores predoctorales de nuestro país?

Un investigador o investigadora predoctoral, al iniciar su carrera, se encuentra con un sueldo inferior a lo que podría aspirar con otras oportunidades laborales como graduado en Matemáticas. Por ejemplo, el sueldo de un beneficiario de una ayuda FPU de 2021 en los primeros años se encuentra entre los 1300 y los 1400 euros mensuales brutos. Esto contrasta con los sueldos en otros ámbitos y en otros países, todo ello suponiendo que el investigador tenga sueldo: son muchos los doctorandos que realizan su labor sin recibir financiación alguna al no haber obtenido una beca y a pesar de estar realizando un trabajo que debería ser remunerado. Las convocatorias de las ayudas en matemáticas son excesivamente rígidas en cuanto a los requisitos necesarios para obtenerlas, siendo, de las especialidades en la FPU, una de las que tiene mayor nota de corte. Esto imposibilita la entrada al mundo de la investigación a personas con notas medias más modestas pero que podrían aportar enormemente a la labor investigadora y obtener grandes resultados. El sistema de becas, además, puede contribuir a incentivar la brecha de género ya existente en el acceso a la investigación.

El horizonte al que se enfrenta un investigador o investigadora predoctoral suele estar impregnado de incertidumbre e inestabilidad, lo que hace especialmente difícil hacer planes de vida a medio o largo plazo. Finalizar el doctorado no garantiza poder dedicarse a la investigación, y son muchas las personas que se han visto forzadas a abandonar su carrera investigadora. A esto se le une el hecho de que poseer el título de doctor a menudo no supone ningún tipo de ventaja a la hora de acceder al mundo laboral, tal y como se discutió en una de las mesas redondas del Congreso Bienal de la RSME 2022.

Otra de las principales dificultades a las que se enfrenta el personal investigador predoctoral es la carga burocrática asociada a la actividad investigadora en España. La asistencia a congresos, estancias y cursos va siempre acompañada de una gran carga administrativa que quita tiempo a los doctorandos para realizar sus labores investigadoras y docentes. En muchos casos los investigadores tienen que adelantar el dinero de estos viajes, lo que también contribuye a su inestabilidad económica.

Por si esto fuera poco, en algunos casos los investigadores predoctorales son considerados la mano de obra barata de las universidades, realizando tareas que no se corresponden a las obligaciones que recoge su contrato, como pueden ser cuidar exámenes o cubrir bajas puntuales. Todo esto propicia que los investigadores se vean sobrepasados por su carga de trabajo y desarrollen problemas de salud mental, tema del que ya hablamos en anteriores boletines.

En conclusión, la realidad de los investigadores predoctorales es bastante delicada en general, ya que se enfrentan a una gran precariedad que hace especialmente difícil llevar a cabo su labor sin que repercuta negativamente en su calidad de vida. Esto contribuye a que cada vez haya más graduados que abandonan la investigación, pues es necesario presentar una gran vocación renunciando a múltiples comodidades, derechos y oportunidades. El futuro de la investigación y de las universidades en nuestro país depende seriamente de las condiciones en las que vivan los investigadores predoctorales. Es importante ser conscientes de los problemas que se presentan en el doctorado y, desde nuestras posiciones, hacer lo posible por presionar para que esto cambie. El debate sobre la situación de los contratos predoctorales incentivó la conquista del derecho a indemnización por fin de contrato. ¿Cuál será el siguiente paso adelante?