“Es un gran honor recibir la Medalla de la RSME, por la institución que la da y también porque de alguna forma es un reconocimiento de tus colegas” asegura Luis Vega González, actualmente director científico de la acreditación Centro de Excelencia “Severo Ochoa” del BCAM. “Ha sido una iniciativa ajena a mí por lo que ha sido una muy agradable sorpresa”, añade.

Pregunta.- ¿Cómo ha sido y es su relación con la RSME y qué diría que se han aportado mutuamente?

Luis Vega.- Antonio Campillo contó conmigo cuando fue elegido presidente de la RSME y fue un placer colaborar en su equipo. En aquella época tenía bastante relación con Consuelo Martínez, quien me animó a involucrarme. Fue un periodo muy interesante y es una satisfacción pensar que he colaborado en una pequeña parte en el éxito de la sociedad. Creo que podemos estar orgullosos de lo que se ha conseguido. Es una institución con una dinámica consolidada gracias al trabajo apenas visible y muchas veces desinteresado de muchos de sus miembros. Conseguir algo así tiene mucho mérito

P.- ¿De cuál de sus logros profesionales diría que se siente más orgulloso?

L. V.- De la trayectoria en sí. Ha sido, y todavía es, un viaje, que diría apasionante, compartido con muchos colegas y con mi familia. Sin ellos ninguno de los méritos que he recibido habría sido posible. Muchas gracias a todos.

P.- ¿Cuáles son sus principales objetivos o retos como responsable de la acreditación Severo Ochoa de BCAM?

L. V.- Consolidar el centro a nivel internacional. Hemos logrado poner a Bilbao en el mapa. El reto es conseguir que Bilbao sea un lugar al que se quiere visitar.

P.- ¿Qué futuro espera o augura para la excelencia de la investigación matemática en España y su proyección internacional?

L. V.- Mi opinión es que estamos en un buen momento. Y ya podemos decir que ha habido varias generaciones consecutivas que han tenido impacto internacional. De nuevo creo que podemos estar orgullosos de ello. Pero queda mucho por hacer en cuanto a consolidar este impacto. Y no hay atajos. Esto solo se consigue con trabajo, siempre intentando estar tan cerca de la frontera en investigación como sea posible.