En el Boletín del 20 de septiembre de 2019 nos hacíamos eco de un artículo titulado “Sexism in the Academy: Women´s narrowing path to tenure” donde se recogía una amplia información sobre barreras en el mundo académico en contra de la mujer. Más de un año después, desafortunadamente, seguimos recabando información que muestra que existe una clara brecha de género en el mundo de la investigación matemática.

Hoy nos queremos enfocar en el artículo “Authorship in top-ranked mathematical and physical journals: Role of gender on self-perceptions and bibliographic evidence”, publicado en Quantitative Science Studies el pasado agosto y el cual es el resultado del proyecto “A Global Approach to the Gender Gap in Mathematical, Computing, and Natural Sciences: How to Measure It, How to Reduce it?” financiado por el International Science Council (ISC) del cual forma parte la International Mathematical Union (IMU) a través del Comité de mujeres en matemáticas, entre otras muchas asociaciones de renombre en campos CTIM.

Este artículo analiza las autorías de artículos de mujeres matemáticas, físicas y astrónomas en diferentes revistas académicas en un periodo que abarca del 1970 al 2019. Centrándonos en el campo de las matemáticas, el estudio considera, primero, un grupo de 1716 revistas matemáticas importantes con un total de 2.9 millones de autorías en ese periodo de tiempo (el cual denominan Core Math); segundo, un grupo más restrictivo de 175 revistas de alto ranking con un total de 900 000 autorías (denominado Core Math Priority); y finalmente un grupo conteniendo las 18 revistas matemáticas de más prestigio entre las que se encuentran revistas como Annals of Mathematics o Inventiones Matematicae. El resultado del análisis muestra que, aunque el porcentaje de autorías femeninas ha incrementado en general en el tiempo, el porcentaje en cualquiera de los grupos se sitúa por debajo del 20 %, estando alrededor del 12 % en el grupo Core Math Priority y no llegando siquiera al 5 % en el Journal of the American Society, que tiene el menor porcentaje de las 18 revistas consideradas en el último grupo. Claramente se muestra una tendencia en la que, mientras mayor sea el ranking de la revista, menor es el porcentaje de autorías femeninas. Estos porcentajes, además, son mucho menores al porcentaje de mujeres en el campo de las matemáticas, que se estima actualmente por encima del 20 %, lo cual enfatiza una clara infrarrepresentación de la mujer en las publicaciones matemáticas.

El artículo, además, a través de una encuesta orga-nizada por el proyecto mencionado anteriormente, aborda la pregunta de si esta diferencia se pudiera deber a que las mujeres, en particular, envíen menos artículos a dichas revistas de alto prestigio. El resultado de la encuesta, que fue realizada a unas 10 000 personas en todo el mundo, de las cuales unas 4000 se dedicaban al campo de las matemáticas y cuyo 45 % eran mujeres, muestra que no hay una diferencia significativa entre las respuestas de mujeres y hombres a la pregunta “Durante los últimos 5 años, ¿cuántos artículos ha enviado a revistas consideradas las mejores en su campo?”, situándose la media de ambos grupos alrededor de 6.

Los resultados de este estudio son aún más preocupantes si tenemos en cuenta la crisis del coronavirus que mencionamos en los boletines del 7 de julio y del 2 de octubre de 2020, en los que alertábamos de que la pandemia estaba acentuando aún más la brecha de género en el número de publicaciones, entre otras cosas. Debido a que uno de los principales puntos de evaluación en academia se basa en el número de publicaciones de la persona candidata y el rango de las revistas en las que fueron publicadas, esta desigualdad, mostrada en el artículo y desafortunadamente creciente, puede afectar a la futura contratación y promoción de mujeres matemáticas, incrementando aún más la brecha de género en la academia. Es por tanto que debemos tomar medidas que apacigüen estos efectos. Entre otras soluciones para resolver la brecha de género en el porcentaje de publicaciones, el artículo propone la implementación de nuevas formas de abordar la revisión de artículos que sean más transparentes y eliminen sesgos implícitos, tales como las revisiones doble-ciego.

Os invitamos a reflexionar sobre este artículo que os hemos presentado y analizar los datos que aporta, que tenéis a vuestra disposición en el siguiente enlace.